lunes, 13 de febrero de 2012

Mujica, el envejecimiento poblacional y el velo de ignorancia.


Mujica, el envejecimiento poblacional y el velo de ignorancia.

El presidente Mujica ha dicho en diciembre de 2011 que en un futuro cercano otro gobierno deberá implementar una medida impopular e impostergable: la elevación de la edad jubilatoria. En Uruguay la cuestión es doblemente acuciante ya que, por un lado, las personas viven mas años (hecho que sucede en casi casi todo el mundo) pero, por otro lado, la población no crece (hecho que sucede en pocos países del mundo).

A su vez, se suma otra variable que dificulta el problema: aquellos países donde la población no crece o incluso decrece son economías ricas, con mejor capacidad para solventar, al menos por un período de tiempo, los crecientes costos de la seguridad social. Rusia ha sido una excepción pero allí han influido factores ajenos a la demografía, como el colapso de la Unión  Soviética.

Uruguay se encuentra en una de las peores escenarios “demográficos-económicos”, ya que tiene una población avejentada y es una país con un ingreso per cápita medio ($14.000 en Paridad de Poder de Compra). Esto ha sido mencionado, correctamente, por el presidente Mujica.

Sin embargo, Mujica se equivoca cuando sostiene que, como es un problema relevante pero no inmediato,  la solución deberá ser encarada por las futuras administraciones. Temporalmente, ese momento político será la próxima presidencia (2015-2020) o, a mas tardar, la siguiente (2020-2025). Paso seguido, podemos introducir políticamente “el velo de ignorancia”, un concepto analítico desarrollado por el filosofo John Rawls. Este velo genera que los actores (en este caso, políticos) relevantes no puedan conocer qué lugar les tocará en la “vida política real”, es decir, en los próximos períodos de gobierno. En este escenario, los actores políticos relevantes en Uruguay (Frentistas, Blancos y Colorados) no tienen seguridad sobre qué lugar ocuparán en el periodo 2015-2020 y, menos aún, en el periodo 2020-2025. Es posible pensar que el Frente Amplio tiene mas probabilidades de volver a ser gobierno en las próximas elecciones, pero eso no es 100% seguro.

El punto central es que, detrás del velo de ignorancia, deviene racional cooperar. Es decir, dado que el problema fiscal del envejecimiento deberá ser enfrentado por quién gobierne y, dado que no sabemos (en ese sentido, nos encontramos detrás del velo de ignorancia) quién gobernará en las próximas dos o tres administraciones, es racional pensar que los 3 actores políticos principales decidan sentarse en una mesa y  compartan el alto costo de elevar conjuntamente la edad jubilatoria. El punto es que un acuerdo de este tipo es racional porque el costo será compartido pero el beneficio también, ya que lo aprovechará política y fiscalmente un partido que hoy no sabemos quién es pero que si sabemos que, mas particularmente en el 2020, podrá ser cualquiera de los 3.

Paso seguido, aquí aparece un error conceptual serio por parte del actual mandatario. Al sostener que es un problema que se avecina pero que deberá ser enfrentado por futuras administraciones, Mujica no comprende el rol crucial que allí puede y debe jugar su presidencia. Mas aún, jugar ese rol no solo supone una ética de la responsabilidad sino un potencial beneficio. Es decir, la administración Mujica introduciría en la arena política la necesidad de debatir la modificación de la edad jubilatoria. Al remarcar que es el comienzo de una necesaria discusión que involucrará a todos los actores políticos relevantes (con representación parlamentaria), si bien internalizaría el costo de corto plazo de introducir en la agenda una medida impopular, recibirá en el mediano-largo plazo el beneficio de haber cargado con ese costo, mientras los actores que en ese momento se encuentren en el poder deberán cargar con los costos (presentes) de esa impopular medida. Para estos últimos la medida no será necesariamente racional en ese momento (cuando se encuentren en el poder) pero si sería racional hoy, ya que es una medida que de una u otra forma deberá ser tomada y, al menos en parte, podrán compartir el costo con la actual administración y con las demás fuerzas políticas.

En síntesis, el presidente Mujica tiene una gran oportunidad para tomar una medida con moderado costo político que, en un futuro relativamente cercano, le ayudará a consturir una imagen de estadista que claramente hoy no posee.

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